Título debut del equipo polaco Critical Hit Games, se trata de una típica aventura detectivesca envuelta en la atmósfera del clásico future-noir, cuyas sombras son iluminadas por las luces de neón típicas del cyberpunk. Como se anticipó, el juego está ambientado en Nueva York en 2329 y tendremos que jugar el papel del protagonista James Karra, un detective consumido por la vida, pero aún atraído por las tentaciones. Desde los primeros pasos dados en este thriller decididamente muy preciso en el aspecto gráfico, nos intrigó la atmósfera de la historia de detectives, donde, sin embargo, el enfoque se desvía totalmente de la amplia dinámica de lucha. De hecho, no nos encontraremos con ninguna secuencia de combate, que de alguna manera podría haber animado un poco más la trama y la jugabilidad, pero también es cierto que el género en cuestión solo puede incluir investigaciones y narración como componentes principales. Lo que también sucede en Nadie quiere morir.

Por lo tanto, los pilares de este juego descansan precisamente en la historia, los personajes y la ambientación, tres elementos fundamentales en la historia que sigue a James cuando regresa a trabajar en la policía después de un reciente accidente, tras el cual parece haber tenido consecuencias en su salud mental. En su día libre, su jefe le encomienda investigar el presunto suicidio de uno de los hombres más ricos de Nueva York, Edward Green. Por lo tanto, lo encontramos en compañía de su colega, Sarah, y por pura casualidad descubre que ha terminado en una intriga política mucho más compleja y difícil de lo que parecía.

Desde las primeras escenas y los primeros pasos dados en la jugabilidad, nos invaden opciones de interacción con objetos, escenarios y pistas para coleccionar y memorizar, para llevarnos paso a paso hacia la resolución del misterio que se espesa cada vez más. La ambientación combina definitivamente las atmósferas noir de los años treinta del siglo pasado, una figura detectivesca como la de Philip Marlowe y un mundo impregnado de características cyberpunk, acompañado además de una serie de diálogos, bien ritmos y realmente bien escritos, capaces de darnos constantemente la oportunidad de elegir las líneas de diálogo de nuestro detective, y donde solo algunos de ellos pueden tener un impacto real en las conversaciones y eventos posteriores. Un punto importante de reflexión está relacionado con el papel central del tema de la inmortalidad y la transferencia de la conciencia humana a otros cuerpos vacíos gracias a la tecnología de la icoreta, descubierta unos 200 años antes.

El juego cuenta que, a la edad de 21 años, todos tienen que pagar un impuesto, sin el cual el cuerpo es requisado por un alguacil, con muy malas consecuencias. Irónicamente, incluso en el futuro lo único seguro en la vida serán los impuestos, ya que ni siquiera la muerte será definitivamente definitiva. Por lo tanto, la trama es lo más destacado de este juego, que fue muy exitoso y atractivo, y logra mantenernos pegados a la pantalla durante la duración de Nobody Wants to Die. No es demasiado difícil, eso sí, dado que el juego consigue completarse en pocas horas, aunque también puede ofrecer diferentes finales en función de las elecciones que hagamos dentro de él y que, en consecuencia, si queremos descubrir varios podemos replicar el juego con elecciones diferenciadas, relativamente en poco tiempo.

Mirando más concretamente a la jugabilidad, en los primeros minutos parece casi tener un simulador de caminar en nuestras manos, una sensación menos obvia cuando podemos utilizar diferentes herramientas para las investigaciones: la lámpara UV, los rayos X, la mano de James y el reconstructor, que nos permite rebobinar el tiempo en la escena del crimen para reconstruir el curso exacto de los acontecimientos. James Karra documenta todo con una cámara y recopila todas las pruebas físicas importantes, que también utiliza para organizar enlaces en una pizarra interactiva en el apartamento de James y rastrear gradualmente la verdad. Todo muy interesante, más allá de la a menudo engorrosa presencia de la IA, que le quita a James el control entre una escena del crimen y otra. No podemos conducir coches de forma independiente ni continuar de forma independiente por rutas diferentes a las previstas, por lo que todo se centra en recoger y analizar una buena cantidad de objetos secundarios, lo que a veces puede implicar incluso varios minutos de diálogo extra.
Al ser un título con una longevidad bastante limitada y compacta, el cuidado en el sector gráfico ha sido bastante cuidadoso y preciso, neto de algunos fallos mínimos en algunos movimientos de los personajes y en sus detalles, pero sigue siendo un rendimiento de muy alto nivel, teniendo en cuenta también el uso del Unreal Engine 5 que nos permitió disfrutar de una iluminación espléndida en los diversos momentos del juego, cuyo motor triunfa realmente bien en sus fases de carga, para ofrecernos una experiencia de juego muy fluida y fluida. Incluso la banda sonora y la música en general han contribuido profundamente a devolvernos una atmósfera de Nueva York futurista con rasgos noir particulares.