Mandragora: Whispers of the Witch Tree es la última creación de Primal Games Studio, publicada por Knights Peak, disponible en Steam, PlayStation 5, Nintendo Switch, Xbox Series X/S y Microsoft Windows. El juego es una mezcla de varios géneros, tomando prestados elementos de títulos como Metroid, Castlevania y los Souls games de FromSoftware, creando una experiencia que, si bien familiar, ofrece su propio toque distintivo.

La historia nos sitúa en Faelduum, la última ciudad libre en un mundo que se desmorona. Este bastión humano está bajo el control de una élite gobernante que, ignorando las necesidades de su pueblo, se dedica a preservar sus propios intereses. El protagonista, un príncipe o princesa de una casa en decadencia, es enviado a la batalla por el Gran, quien lo ve como una pieza prescindible en una misión para recuperar un poder perdido y enfrentar la plaga de monstruos que azota el mundo. Aunque el punto de partida de la trama es algo cliché, una vez en juego descubrimos que los NPCs del mundo no son meros personajes secundarios, sino aliados potenciales. Algunos desempeñan roles cruciales, ofreciendo no solo información, sino también herramientas que nos acompañarán en nuestra cruzada contra criaturas detalladamente diseñadas.

Desde el inicio, Mandragora nos invita a personalizar a nuestro héroe con una variedad de opciones detalladas que incluyen desde el cabello hasta los rasgos faciales. Después, nos enfrentamos a la elección de nuestra clase: Guerriero, Mago, Ranger o combinaciones híbridas que el juego mantiene en secreto, invitándonos a descubrirlas por nosotros mismos. Esta personalización se extiende a un sistema de habilidades profundo, que nos permite mezclar y adaptar el estilo de juego a nuestras preferencias. El combate comienza de manera sencilla, con criaturas como lobos y no-muertos, pero rápidamente la dificultad aumenta al enfrentarnos a enormes arañas y hordas de monstruos. El juego tiene un enfoque exploratorio y, a su vez, tutorial, guiándonos por sus mecánicas y sistemas mientras comenzamos a sumergirnos en su mundo.

Al derrotar enemigos, obtenemos una moneda que utilizamos en estatuas, que actúan como puntos de control. Estas estatuas no solo sirven para aumentar de nivel, sino también para gestionar el inventario, mejorar el equipamiento y reiniciar los enemigos en el área, una mecánica muy al estilo de los Souls games. Uno de los aspectos más atractivos de Mandragora es su sistema de level-up, que nos permite invertir puntos en habilidades y desarrollar a nuestro personaje de manera híbrida. La clave está en experimentar con las diferentes ramas del árbol de habilidades, lo que puede darnos acceso a nuevas destrezas o habilidades especiales tras derrotar jefes. Sin embargo, la gestión del peso y la resistencia del personaje, así como la gestión del mana, son factores que afectan directamente nuestras capacidades en combate, por lo que es crucial encontrar el equilibrio adecuado.

A lo largo del juego, los NPCs desempeñan un papel esencial, unos por ejemplo, no solo nos vende armas y armaduras, sino que también puede crear nuevos objetos a través de un sistema de crafting bastante completo, otros personajes ofrecen diversos servicios, desde pociones hasta encantamientos, que ayudan a mantenernos en pie durante los intensos combates. La variedad de enemigos también es destacable, con criaturas que varían de bioma a bioma, y la inclusión de trampas y armas ambientales como láseres y cuchillas colgantes en los escenarios, lo que añade un toque de puzzle al diseño del mundo. Sin embargo, a pesar de sus aspectos innovadores, Mandragora no está exento de fallos. Uno de los mayores inconvenientes son las batallas contra los jefes, que resultan ser decepcionantes en términos de dificultad. Aunque los desarrolladores han intentado darles un toque especial, como el cambio de fase en función del daño recibido, el nivel de desafío nunca parece estar a la altura del jugador.
Los jefes son fáciles de derrotar incluso en niveles de dificultad más altos, lo que resta mucho peso a estos enfrentamientos. De hecho, a menudo perderemos más veces por las trampas que por un combate con un jefe. Además, la velocidad del juego es otro aspecto que podría haberse mejorado. A pesar de que el rendimiento gráfico es aceptable, el movimiento del personaje es lento, lo que le da una sensación de pesadez que, en ocasiones, puede ser frustrante.