Han pasado casi veinte años desde que Bethesda nos invitó por primera vez a recorrer los vastos paisajes de Cyrodiil. Hoy, The Elder Scrolls 4: Oblivion Remastered llega por sorpresa y con la promesa de devolver a la vida uno de los RPG más influyentes de su época, ahora con un apartado técnico renovado y ajustes jugables que buscan modernizar la experiencia sin traicionar su esencia. Detrás de esta ambiciosa tarea se encuentra Virtuos, que junto a Bethesda ha reconstruido este clásico usando Unreal Engine 5 como base. ¿El resultado? Una mezcla de nostalgia y modernidad que sorprende más de lo esperado.

Una historia que sigue vigente
La narrativa de Oblivion Remastered permanece intacta, respetando cada giro argumental del original. Todo comienza con el asesinato del emperador Uriel Septim VII, un evento que desencadena la apertura de los portales del Oblivion y una invasión daédrica que amenaza con arrasar el mundo mortal. Como jugadores, nos vemos arrastrados a un conflicto épico donde nuestras decisiones marcarán el destino del imperio. El argumento principal sigue siendo sólido, con personajes memorables y líneas argumentales bien desarrolladas. Las expansiones incluidas, Shivering Isles y Knights of the Nine, aportan nuevas historias tan absorbentes como la trama central, sumando horas de contenido sin perder coherencia narrativa. A pesar del paso del tiempo, la estructura de misiones y la construcción del mundo siguen siendo ejemplo de cómo escribir y diseñar un RPG con alma.

Libertad total en un mundo vivo
Uno de los mayores logros de Oblivion fue su enfoque en la libertad. Desde los primeros minutos se nos permite forjar nuestro propio destino, sin ataduras ni caminos prefijados. El sistema de progresión no gira en torno a árboles de habilidades rígidos, sino que evoluciona según nuestras acciones: correr mejora la atletismo, luchar con espadas aumenta la competencia con armas blancas, y así con cada aspecto del personaje. Este diseño orgánico contribuye a una inmersión natural, en la que el desarrollo del héroe se siente auténtico y no mecánico. El combate ha recibido un trabajo de pulido importante. Si bien no revoluciona el sistema original, las mejoras son palpables: animaciones más fluidas, impactos más satisfactorios y una mayor precisión en las colisiones.

Aun así, comparado con títulos contemporáneos como Elden Ring o The Witcher 3, su estilo puede sentirse algo rígido. Donde sí brilla es en la magia: los nuevos efectos visuales y la posibilidad de crear hechizos personalizados ofrecen un grado de libertad difícil de encontrar incluso en RPG modernos. Se han ajustado también sistemas como el robo, el lockpicking y la alquimia, que ahora resultan más intuitivos y menos frustrantes. No obstante, hay elementos como la persuasión o la gestión del inventario que habrían merecido una revisión más profunda. Aun con esos matices, el conjunto sigue siendo robusto y envolvente.


Misiones que valen la pena
En una era en la que abundan las misiones secundarias genéricas, Oblivion Remastered destaca por ofrecer encargos con narrativa y propósito. Las líneas de misiones de las distintas facciones —la Hermandad Oscura, los Magos, los Ladrones o los Guerreros— se sienten como auténticas campañas paralelas, llenas de sorpresas y giros argumentales memorables. Ya sea participando en combates en la arena de la Ciudad Imperial o cumpliendo deseos de los Príncipes Daedra, siempre hay algo que atrapa y motiva a explorar más.

Una nueva cara para Cyrodiil
El salto visual es notable. Gracias a Unreal Engine 5, los escenarios lucen más vivos, detallados y atmosféricos. Desde bosques que respiran hasta aldeas que parecen realmente habitadas, el mundo de Oblivion se siente más tangible. Las montañas nevadas transmiten una sensación real de altitud, y los efectos de iluminación dinámica dan vida al ciclo día/noche como nunca antes. El rediseño del HUD respeta la estética original, con menús simples que no interrumpen la exploración. Es una decisión acertada, sobre todo para quienes valoran la inmersión por encima del exceso de información visual.

Rendimiento técnico con matices
En PC, el juego se comporta bien en equipos de gama media y alta, con soporte para resoluciones ultra-wide y frame rate desbloqueado. Sin embargo, se han reportado algunos problemas de stuttering en zonas densas y un uso de memoria algo irregular. En Steam Deck, en cambio, el rendimiento sorprende: con configuración media y ajustes leves, el título mantiene unos estables 40 FPS, lo que lo convierte en una opción muy atractiva para jugar en modo portátil. No todo es perfecto: la carga de texturas a distancia puede fallar en ciertas condiciones climáticas, rompiendo parcialmente la inmersión. A pesar de ello, el trabajo técnico general es meritorio, considerando la dificultad de actualizar un título tan complejo sin sacrificar su identidad.
Una banda sonora inmortal
El apartado sonoro es simplemente magnífico. La música compuesta por Jeremy Soule ha sido remasterizada con gran esmero, y piezas como Peace of Akatosh siguen emocionando como el primer día. Los efectos ambientales han sido reconstruidos desde cero, creando una atmósfera rica en detalles: se escucha desde el crujir del fuego hasta el susurro del viento entre los árboles. El doblaje se mantiene en inglés, pero con algunas voces nuevas para mejorar la variedad. La traducción al español está muy bien cuidada, permitiendo seguir sin problemas la trama y los diálogos.