Elden Ring: Nightreign es una experiencia independiente que, sin romper del todo con la esencia del universo creado por FromSoftware, propone una aventura centrada en la cooperación. Aquí, tres héroes se adentran en la tierra maldita de Limveld para enfrentar a los temidos Señores Nocturnos, entidades que siembran caos y oscuridad. Pero a diferencia de la experiencia solitaria y contemplativa del título principal, este juego nos obliga a resistir noches de puro terror en compañía, donde cada decisión puede significar la vida o la muerte del equipo. Desde el inicio, el jugador es introducido a las mecánicas básicas mediante un breve tutorial.

En él, tomamos el control de un guerrero armado con espada mientras aprendemos los fundamentos del combate, la importancia de la coordinación y, especialmente, una mecánica única: revivir a nuestros compañeros golpeándolos antes de que sucumban de forma definitiva. Esta idea, por extraña que parezca, añade tensión y dinamismo a cada enfrentamiento. Las expediciones son el núcleo del juego. Cada una se desarrolla en una zona cerrada que se va estrechando con el paso del tiempo, obligando al grupo a moverse con rapidez hacia puntos clave donde acechan enemigos cada vez más peligrosos. Superada la primera noche, toca enfrentar a un jefe intermedio antes de que el día regrese. Y así sucesivamente, hasta llegar al jefe final de la misión.

Cada victoria o derrota nos regresa al Bastión de la Mesa Redonda, el centro neurálgico donde descansamos, mejoramos nuestras reliquias y preparamos la siguiente incursión. En el Bastión encontraremos elementos familiares para los fans de la saga, como un vendedor que intercambia objetos por “oscuridad”, un área de entrenamiento, un altar para realizar rituales que potencian nuestras reliquias y un códice que recoge todo lo aprendido durante las misiones. Este hub no solo funciona como punto de partida, sino también como refugio donde personalizamos a nuestros héroes y gestionamos el progreso de la campaña.

Cada héroe disponible posee habilidades únicas, pero el juego nos permite modificar su equipamiento durante las expediciones. Esto aporta una flexibilidad táctica interesante, aunque la verdadera clave está en la cooperación y en cómo el equipo se adapta a los desafíos nocturnos. La exploración es importante: derrotar enemigos no solo otorga almas para subir de nivel, sino también acceso a nuevas armas, mejoras y recursos como piedras de forja, esenciales para potenciar nuestro arsenal. Las ocho expediciones disponibles nos llevan a recorrer distintos rincones de Limveld, enfrentando todo tipo de amenazas, incluidos algunos viejos conocidos que nos harán sudar la gota gorda una vez más.
Con una buena coordinación, es posible completar la campaña en unas 20 horas, aunque el tiempo puede alargarse si no contamos con compañeros de equipo adecuados. Visualmente, Nightreign intenta emular el estilo artístico de Elden Ring, pero no alcanza su majestuosidad. A pesar de que las zonas son técnicamente abiertas, el constante cierre del mapa da una sensación de encierro que, con el tiempo, puede resultar repetitiva. La dificultad se mantiene en la línea de la franquicia: alta, implacable y sin concesiones, aunque el formato cooperativo introduce un nuevo tipo de frustración que no siempre es gratificante.