Lo que necesitas saber sobre la dilogía de Ace Attorney Investigations es que fue concebida originalmente para Nintendo DS, demostrando ser una especie de evolución en comparación con los capítulos anteriores protagonizados por el abogado defensor Phoenix Wright. Si la estructura clásica de la serie se sostiene en realidad por una puesta en escena exquisitamente textual, con minijuegos basados en la deducción y algunas incursiones del 3D para embellecer los casos más complejos, respetando los dictados de las novelas visuales clásicas, en Ace Attorney Investigations: Miles Edgeworth, Capcom intentó enriquecer la experiencia con nuevas secciones exploratorias en las que era posible dar los pasos del fiscal para un enfoque más apegado a las aventuras point-and-click tan queridas en Occidente.

Por otro lado, a diferencia del discurso en la corte, Miles y el detective de confianza a menudo se encuentran teniendo que hacer el “trabajo sucio” de la investigación, moviéndose por las escenas del crimen y tratando de recopilar las pruebas y pistas necesarias para reconstruir la historia detrás de cada crimen. En este sentido, este enfoque más interactivo y menos basado en la simple repetición de la estructura lúdica anterior bien establecida se debió a que la dilogía fue llevada a cabo por el joven Takeshi Yamazaki, director que tomó las riendas de la serie en un momento en el que su mucho más conocido creador, Shu Takumi, se dedicaba a la creación de las aventuras del heredero -por así decirlo- de Phoenix Wright: Apollo.

Precisamente por eso, los dos videojuegos incluidos en esta colección permiten respirar una frescura renovada al mirar su identidad puramente lúdica, al tiempo que pueden beneficiarse del carisma indiscutible de un elenco histórico, que no necesita preámbulos innecesarios para introducir al jugador en la acción. Después del renacimiento de todos (o casi) los títulos principales de la serie Capcom, se puede decir que la llegada de esta colección te permite volver a sumergirte en su universo narrativo bajo una luz completamente nueva.

Miles y sus compañeros de investigación pueden moverse por las ubicaciones bidimensionales recopilando información que se puede conectar a través de un esfuerzo lógico, llamando a una pantalla especial. El uso de las habilidades deductivas del protagonista, aquí un poco nuevo Sherlock Holmes (o Herlock Sholmes), abre el camino a nuevos escenarios, algunos inéditos, otros más centrados en el contexto investigativo. La recopilación de pruebas se ve favorecida por iconos que indican, muy claramente, qué puntos de interés se han examinado adecuadamente y no presentan ningún otro motivo de investigación; Una vez que te hayas entregado a la loca alegría de la exploración, todo lo que queda es pasar a usar las habilidades deductivas del protagonista para continuar en la aventura.

Por supuesto, no faltan las batallas de diálogos apretados al más puro estilo Ace Attorney, respetando la fórmula de los contrainterrogatorios tan querida por los fanáticos. Hablo de “choques verbales” en los que es necesario arrinconar a los interlocutores mostrándoles pruebas que refuten su testimonio, o incluso haciendo las preguntas adecuadas en el mejor momento. Todo ello escenificado como si de una partida de ajedrez basada en la lógica se tratara, y además desde el punto de vista de uno de los personajes más carismáticos de la serie. Y hasta aquí diríamos que tan bien, pero en este sentido, incluso los límites de la serie regresan sin fanfarrias: lo peor es que sigue siendo necesario esperar a que los personajes lleguen a una cierta conclusión incluso si los has precedido durante algún tiempo.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que, técnicamente, la saga Ace Attorney no quiere plantearse como una serie de juegos de investigación, sino como aventuras de texto en las que hay que seguir los pensamientos de sus protagonistas, que a su vez investigan siguiendo su punto de vista. Los mismos límites lúdicos también se sienten cuando se te pide que muestres una determinada prueba -necesaria para el guión- cuando varias de las disponibles podrían funcionar en el contexto argumentativo, pero dada la naturaleza de la operación -seguimos hablando de videojuegos publicados a principios de la década de 2010- es inútil insistir en estos defectos formales.

En los dos capítulos propuestos, el guión incluye todos los ingredientes que han hecho la fortuna de la franquicia, incluyendo personajes exagerados y reflexiones sobre el pasado de los protagonistas y actores secundarios que solo pueden hacer felices a los fanáticos; es aquí donde recorremos lo que es, a todos los efectos, una reflexión sobre la “historia del origen” de Miles Edgeworth y su papel en la búsqueda de justicia. Esta vez, además, Capcom ha decidido trabajar más duro que en el pasado, reconstruyendo la mayoría de los activos bidimensionales que componen la experiencia y dejando a los jugadores la decisión de elegir entre un diseño gráfico pixel art (nada aconsejable, dada la resolución de las pantallas actuales) y uno diseñado y animado ad hoc para la ocasión. A esto se suma una reevaluación de la interfaz, ahora utilizable incluso con un controlador, por ejemplo, y una banda sonora espléndida (realmente, dale una oportunidad) que se puede probar tanto en su versión original como en una remasterizada.
La colección también incluye valiosos extras, al igual que las colecciones anteriores, como galerías completas de información sobre el desarrollo del juego y sus personajes, un modo jukebox y la posibilidad de dejar que el juego se complete solo, en caso de que encuentre dificultades en su continuación, o quiera deleitarse con el encanto simple de los personajes y el guión.