Como veterano de la saga Block Fortress, regresar a este universo con la segunda entrega ha sido una experiencia agridulce. Si bien el juego mantiene la esencia que lo hizo destacar—la combinación de construcción, defensa y acción en primera persona—, también introduce cambios que, aunque bien intencionados, afectan la jugabilidad de formas inesperadas.

Uno de los aspectos más críticos es la recolección de minerales. En la primera entrega, las torretas podían modificarse para cubrir áreas específicas, permitiendo una defensa más autónoma. Ahora, sin esa flexibilidad, proteger las máquinas mineras se ha vuelto una tarea ardua, especialmente cuando los enemigos atacan en múltiples frentes. Además, la desaparición de los minerales al destruirse las máquinas complica aún más la estrategia, aunque recientes actualizaciones han mitigado este problema.

La introducción de tropas añade una capa estratégica interesante, pero su implementación actual presenta desafíos. Las unidades tienden a avanzar solas, dejando flancos desprotegidos y dificultando la coordinación con las torretas. Esta falta de sinergia puede hacer que las defensas se sientan desorganizadas, especialmente en oleadas avanzadas. A diferencia de entregas anteriores, Block Fortress 2 restringe la personalización de armas y módulos, optando por un sistema de recompensas aleatorias. Esta decisión puede resultar frustrante para quienes disfrutaban de ajustar cada detalle de su arsenal. Además, la progresión está ligada al nivel del planeta, lo que significa que al explorar nuevos mundos, parte del progreso se reinicia, desincentivando la exploración.
Algunos niveles presentan picos de dificultad abruptos, con enemigos que poseen habilidades regenerativas desbalanceadas. Esto, sumado a recursos iniciales limitados, puede hacer que ciertas misiones se sientan injustas o requieran estrategias poco convencionales para superarlas. La interfaz ha mejorado en términos de diseño, pero aún presenta áreas de mejora. Por ejemplo, ciertas acciones requieren múltiples clics o combinaciones de teclas poco intuitivas, lo que puede interrumpir la fluidez del juego. Además, algunos errores técnicos, como problemas de guardado o glitches visuales, afectan la experiencia general.