Déjame empezar con una confesión: no soy un gran fanático de los juegos de supervivencia en sandbox. La interminable recolección de recursos, la construcción de bases y las hojas de cálculo de creación de objetos normalmente no me atraen. Pero había algo en City 20 que me llamó la atención. Tal vez fue la estética “narrativa” gris y misteriosa que insinúa una historia más profunda bajo la superficie, o el hecho de que el desarrollador claramente puso su corazón en crear un mundo sombrío pero hermoso. Sea lo que sea, me encontré iniciando el juego, preparado para sentir indiferencia, y en cambio, me llevé una grata sorpresa.
City 20 es ambicioso, no se puede negar. Promete un mundo moldeado por una IA dinámica, un entorno complejo y en constante cambio, y una historia que surge de manera natural a través de la exploración y la supervivencia. Es el tipo de juego que exhibe sus aspiraciones a plena vista, y aunque no siempre logra cumplirlas, hay que reconocer lo que hace bien. El potencial es enorme, y incluso en su estado actual, hay mucho que apreciar. Primero, la atmósfera es excepcional. El mundo de City 20 se siente vivo de una manera que pocos juegos de supervivencia logran. No se trata solo de la desolación (aunque hay mucha). Se trata de los pequeños detalles que lo unen todo: los cielos opresivos, las estructuras en decadencia, los vestigios de una sociedad que una vez prosperó. El juego no te lleva de la mano, pero no necesita hacerlo. Sientes el peso de este mundo en cada rincón, gracias a un excelente trabajo de construcción de mundo. Cada ubicación cuenta una historia, incluso si es sombría.
En cuanto a la mecánica, City 20 es ambicioso, tal vez en exceso. Los sistemas de IA prometen mucho: comportamientos emergentes, dinámicas de facciones y NPCs que recuerdan tus acciones. Estas son metas elevadas, y aunque aún no se han realizado completamente, hay una estructura que muestra un verdadero potencial. Claro, puedes encontrarte con comportamientos extraños de NPC de vez en cuando (como ese saqueador que decidió que correr contra una pared durante cinco minutos era su mejor opción), pero esos momentos son perdonables al considerar la complejidad de lo que el juego intenta lograr. Como alguien que normalmente no está interesado en este género, me sorprendió cuánto City 20 logró mantenerme comprometido. Las mecánicas de supervivencia, aunque familiares, están lo suficientemente equilibradas para evitar la tediosa rutina habitual. La necesidad de buscar, gestionar recursos y tomar decisiones difíciles sobre qué llevar y qué dejar nunca se sintió como una carga.
En cambio, todo está envuelto en una narrativa existencial más grande que me hizo preguntarme no solo cómo sobrevivir, sino por qué estaba sobreviviendo en primer lugar. Eso es algo raro de conseguir en un juego de supervivencia. Dicho esto, City 20 está lejos de ser perfecto. La IA, como mencioné, necesita mejoras. Los controles pueden sentirse algo torpes a veces, y hay momentos en que el ritmo se desacelera. Pero estos son problemas que pueden resolverse con futuras actualizaciones, y dada la ambición que se muestra, tengo fe en que los desarrolladores lo lograrán. No es solo otro juego de supervivencia genérico. Es algo que intenta romper barreras, y eso por sí solo lo hace digno de atención.
Así que, aunque City 20 puede no convertir a todos los jugadores en fanáticos del género de sandbox de supervivencia, definitivamente me ha hecho creer en lo que este juego puede llegar a ser. Hay algo especial aquí, y si los desarrolladores continúan refinando y expandiendo lo que han construido, podríamos estar ante un título destacado en un futuro cercano.