El primer Grounded se convirtió en un pequeño fenómeno en 2020 gracias a su propuesta fresca: ponernos en la piel de un grupo de niños encogidos al tamaño de un insecto que debían sobrevivir en un patio trasero lleno de peligros. Ahora, la secuela retoma esa premisa pero amplía su escala: los protagonistas regresan al centro de la acción, esta vez en Brookhollow Park, un enorme entorno suburbano dividido en zonas muy diferenciadas, con microclimas, fauna variada y secretos por descubrir. La narrativa, aunque ligera, mantiene un papel más marcado que en otros survival. La historia continúa dos años después del primer juego, cuando los jóvenes héroes son encogidos de nuevo durante una ceremonia organizada por la corporación Ominent. A partir de ahí, se ven forzados a sobrevivir y desentrañar una nueva amenaza en un escenario mucho más vasto que el patio original.

Quien haya jugado al primer título encontrará un marco jugable familiar: recolección de recursos, construcción de refugios, combate contra insectos y gestión de la supervivencia. Sin embargo, Grounded 2 no pretende reinventar su fórmula, sino pulirla y expandirla. Una de las novedades más notables es una herramienta multifuncional que sustituye las clásicas hachas, martillos y palas. Esta simplificación ahorra espacio en el inventario, agiliza la exploración y elimina la necesidad de cargar con múltiples utensilios, aunque sigue requiriendo mejoras y recursos para desbloquear todo su potencial. El sistema de progresión también se enriquece gracias a la recolección de Ciencia Pura, una energía que permite desbloquear tecnologías, trampas, mejoras y elementos de construcción avanzados. De este modo, la base del jugador se convierte no solo en refugio, sino en un auténtico centro de operaciones con posibilidades casi ilimitadas.

Si en el primer juego los insectos eran solo enemigos, en esta secuela algunos se convierten en aliados. Ahora es posible criar y montar criaturas como hormigas soldado o arañas tejedoras, que funcionan como monturas veloces y como compañeros de batalla capaces de transportar materiales o incluso formar pequeñas escuadras de apoyo. Esta mecánica no solo aporta variedad estratégica, sino que responde directamente a la necesidad de desplazarse en un mapa mucho más grande. El sistema de combate también ha recibido un rediseño: se introducen movimientos de esquiva, nuevas armas (desde martillos pesados hasta báculos elementales) y mejoras pasivas que amplían las posibilidades de personalización. Sin embargo, la IA de los enemigos aún necesita ajustes: algunos insectos se quedan atascados en el escenario o resultan demasiado fáciles de manipular en combate.

Aunque es posible jugar en solitario, Grounded 2 está claramente diseñado para el juego cooperativo en línea. Explorar, construir y sobrevivir junto a amigos multiplica la diversión, sobre todo cuando se trata de levantar enormes estructuras, coordinar expediciones o enfrentarse a enemigos colosales. No obstante, en esta fase de acceso anticipado la conectividad todavía presenta problemas: desconexiones, errores de sincronización y fallos de guardado que afectan la experiencia multijugador. En lo visual, el salto respecto al primer juego es evidente. Las texturas son más detalladas, la iluminación entre la hierba resulta más natural y la transición entre día y noche aporta mayor inmersión. Brookhollow Park se siente vivo y variado, con entornos que van desde zonas heladas por un carrito de helados volcado hasta áreas volcánicas creadas por una fogata abandonada.
Sin embargo, el rendimiento todavía necesita optimización. En áreas con mucha vegetación o estructuras densas, la tasa de fotogramas puede caer de manera notable, y los errores gráficos no son infrecuentes. Son problemas esperables en un acceso anticipado, pero que conviene señalar.
* Agradecemos a Xbox por proporcionarnos un código (Grounded 2) para la realización de este análisis; no obstante, esto no influye en nuestra valoración final.