En Kingdom Come: Deliverance (KCD), comenzamos sin dinero, sin conocimiento, sin sellos y sin modales. Tras la persecución de Sir Radzig en Skalitz, tuvimos la oportunidad de ascender en la sociedad, pero para ello, primero debíamos aprender a comportarnos, cómo usar una gorra adecuada para salir en público, manejar algo de dinero y aprender habilidades básicas para sobrevivir en un mundo cruel. Este proceso formó parte de nuestra experiencia en el juego, desarrollando a Henry, un joven analfabeto, y llevándolo de ser un simple campesino sin habilidades de lucha o trabajo, a una persona capaz de abrirse camino con esfuerzo y perseverancia. Esta transformación fue uno de los aspectos más significativos del juego. La espera por Kingdom Come: Deliverance 2 (KCD2), que se extendió durante siete años tras su retraso de 2024 a 2025, finalmente llega a su fin. Warhorse lanzó el juego a la prensa antes de la fecha de lanzamiento oficial, lo que me dio la oportunidad de prepararme para la revisión con días de anticipación. Este acceso temprano es un placer, aunque no tan grande como el juego en sí.

Recordando experiencias pasadas, como con Stalker 2, prefiero no entrar en detalles sobre esos traumas, y centrarme en lo que KCD2 tiene para ofrecernos. El juego comienza exactamente donde terminó el primero, con un viaje hacia Trosky. En esta misión, debemos entregar un mensaje en nombre de Sir Hanush y Sir Radzig a Otto Von Bergow, un importante partidario del rey Segismundo. En condiciones normales, seríamos enemigos de Von Bergow, pero jugamos nuestra carta de “no hacer daño al embajador”, ganándonos el permiso para pasar. Después de montar el campamento y disfrutar de una velada tranquila con Hans, el joven noble decide nadar en un estanque cercano. Embriagados por las canciones de unas campesinas, se acercan a ellas sin previo aviso, mientras que el campamento queda desprotegido y es atacado por bandidos. Este incidente marca el inicio de otra jornada llena de dificultades, poniendo a Henry de nuevo en apuros. Aquí, los jugadores se sumergen en el desafío de Kingdom Come como un viejo amigo.

La historia de KCD2 es extensa, abarcando lo suficiente para dos juegos. Los primeros capítulos (aproximadamente un 35-40% del juego) están dedicados a demostrar nuestra valía en Trosky. No solo se trata de nuestras habilidades como guerreros, sino de cómo logramos demostrar nuestra identidad. Al principio, sin dinero, reputación o cartas de presentación, somos maltratados y rechazados en las puertas del castillo de Bergow. En este punto, el tono del juego es ligero, ya que no estamos en una zona de conflicto, sino en una región de Bohemia aún relativamente tranquila. Aquí, la historia avanza lentamente, permitiéndonos involucrarnos en pequeñas disputas y trabajos de campo, como ayudar a un cazador borracho o descubrir secretos oscuros sobre las brujas locales. Conforme avanzamos, las cosas toman un giro más serio, especialmente cuando llegamos a Kuttenberg, una ciudad minera clave durante la guerra civil, que representa uno de los recursos más importantes del reino: la plata.

En este punto, la aventura se traslada a un nivel más político, y tanto Henry como Hans empiezan a relacionarse con personajes de mayor importancia. El ritmo del juego recuerda a Inglorious Basterds y Ocean’s Eleven, como mencionan sus creadores, con una mezcla de humor y tensiones políticas que mantiene el interés en la narrativa. Uno de los factores que mantiene unido todo el relato de KCD2 es su humor, que nunca deja de ofrecer momentos cómicos, incluso cuando la historia comienza a intensificarse. A pesar de la ambientación medieval realista, el juego no recurre a un mundo fantástico; las historias de demonios y supersticiones se desvelan a menudo de manera que nos provocan una sonrisa, en lugar de alimentarse del miedo. Esto refuerza la atmósfera de un juego que se toma su tiempo para construir su mundo sin caer en clichés. El segundo factor clave son las disputas políticas, que no siguen la crueldad de Game of Thrones. En KCD2, las políticas medievales se desarrollan de manera creíble y sutil, sin recurrir a giros innecesarios. Todo está interconectado de manera natural, lo que permite al jugador entender fácilmente los eventos, los actores involucrados y las razones detrás de cada conflicto. En cuanto al tono general del juego, este va de lo cómico a lo serio, de forma muy bien equilibrada.

Aunque KCD2 no es un juego de “corazón partido” como Red Dead Redemption 2, comparte con él la exploración de la naturaleza humana, la lucha por la supervivencia y la transformación personal. La historia de Henry, desde un joven campesino en busca de venganza hasta un hombre que se encuentra entre los grandes conflictos del reino, es un viaje que resuena profundamente con el jugador. Sobre la mecánica del juego, KCD2 sigue siendo un juego de simulación ambientado en la Edad Media, en el que sobrevivir y adaptarse a las circunstancias es clave. Desde cuidar la higiene personal hasta asegurarse de que Henry esté bien alimentado o descansado, el juego obliga a los jugadores a mantenerse atentos a los detalles. No hay espacio para descuidarse: si Henry no duerme o come, su rendimiento se ve afectado. El juego también mantiene un enfoque en el realismo, con la necesidad de reparar armas y armaduras y otros aspectos cotidianos de la vida medieval.

El sistema de desarrollo de personajes ha sido simplificado en KCD2, con menos habilidades, pero cada una más relevante para la experiencia de juego. Las habilidades ahora se agrupan, y las decisiones sobre qué mejorar se reducen a aquellas más útiles para el estilo de juego personal. Aunque algunos jugadores pueden sentir que esto limita la personalización, la simplificación permite un flujo más constante y accesible. En cuanto a las batallas, KCD2 mejora los sistemas del primer juego. El sistema de Golpe de Maestría se ha ajustado, permitiendo una mayor flexibilidad en los combates, lo que hace que los enfrentamientos sean más tácticos y reactivos. Aunque el combate sigue siendo desafiante, algunos jugadores pueden sentir que la dificultad no es tan elevada como les gustaría, especialmente al principio del juego.
A pesar de los elogios, KCD2 no está exento de fallos. En algunos momentos, las misiones secundarias no resultan tan satisfactorias, y la falta de recompensas significativas puede desmotivar a los jugadores. Además, las tareas de búsqueda en el mapa a veces pueden ser confusas debido a la falta de indicaciones claras, lo que puede resultar frustrante. En cuanto al rendimiento, el juego es generalmente estable, aunque experimenté algunos problemas gráficos menores, como caídas de FPS cerca de fuentes de luz. Sin embargo, estos problemas fueron abordados con parches, y en general, el juego ha sido sorprendentemente pulido.