MotoGP 25 es mucho más que una actualización anual: es una declaración de amor a la velocidad, un homenaje a quienes sienten el corazón acelerarse en cada frenada y que viven cada curva como si rodaran en carne propia, incluso con un control en las manos. Lejos de ser una simple revisión de su antecesor, esta entrega representa un paso firme, medido y bien dirigido hacia la evolución de la franquicia. Desde los primeros compases, el trabajo de Milestone se hace evidente. El juego se percibe más estable y accesible, pero sin comprometer esa autenticidad que los fanáticos del motociclismo esperan. El renovado modelo de conducción es la primera gran señal de este avance.

Tras las críticas al enfoque excesivamente simulativo de la edición 2023, el estudio ha optado por un equilibrio más refinado. Si bien MotoGP 24 ya apuntaba en esa dirección, aquí se alcanza una madurez notable. La física ha sido retocada para ofrecer mayor control, especialmente en frenadas agresivas, sin que eso implique una pérdida del desafío. El tren delantero se comporta con mayor estabilidad incluso en situaciones límite, lo que se traduce en más confianza desde las primeras vueltas. Eso sí, sacarle todo el jugo a cada máquina sigue requiriendo habilidad, precisión… y pulgares entrenados. Una de las novedades más importantes es la implementación de un sistema físico donde el peso de la moto y el estado de los neumáticos influyen de forma tangible. La gestión de la electrónica también cobra una relevancia inédita: ajustar configuraciones según el trazado o las condiciones climáticas ya no es un lujo, sino una necesidad estratégica.

El corazón del juego, sin embargo, late con fuerza en el modo Carrera, que en esta entrega se enriquece con ideas frescas y bien ejecutadas. Destaca la inclusión de las disciplinas Race Off —minibikes, motard y flat track— que no solo sirven como entrenamiento o contenido adicional, sino que inciden directamente en el rendimiento del piloto, las oportunidades contractuales y el desarrollo narrativo de la carrera profesional. Establecer vínculos con otros corredores, como recibir una invitación de Bagnaia para entrenar juntos, puede ser el paso previo a formar parte de una escudería de élite como Ducati. Otro acierto está en la estructura narrativa del modo Carrera. Desde el inicio, el jugador debe elegir entre tres rivales con rutas profesionales distintas, lo que permite personalizar la experiencia: ¿apostar por el desarrollo técnico o perseguir la gloria con una marca histórica? Las decisiones importan, y cada elección tiene peso real en la evolución del piloto.

Además, se introduce un nuevo sistema de debriefing técnico tras cada Gran Premio. Estas sesiones con los ingenieros permiten identificar fallos, ajustar el desarrollo de la moto y tomar decisiones clave en el progreso mecánico, sumando una capa de profundidad que amplía la inmersión. Para quienes buscan una experiencia más relajada, MotoGP 25 ofrece también la Arcade Experience, una modalidad que simplifica la gestión técnica sin sacrificar el vértigo de la velocidad. Es una opción ideal para sumergirse rápidamente en la acción y disfrutar del espectáculo sin preocuparse por reglajes complejos. No obstante, la vertiente Pro permanece intacta y robusta: quienes deseen manipular mapeos del motor, control de tracción, freno motor y demás aspectos avanzados, encontrarán un sistema profundo y desafiante que recompensa el conocimiento técnico.

En el apartado visual, el salto a Unreal Engine 5 marca un avance significativo. Sin ser una revolución gráfica total, el juego luce más vivo y pulido. La iluminación dinámica, el detalle en las texturas y la representación de superficies mojadas contribuyen a una experiencia más inmersiva. Las motos muestran un nivel de detalle superior, las animaciones son más suaves y los pilotos —por fin— se parecen a sus contrapartes reales, con expresiones más naturales y movimientos mejor integrados en pista y fuera de ella. El sonido también se lleva una ovación: las motocicletas han sido grabadas en pista, directamente desde los modelos oficiales, lo que se traduce en rugidos reales y una atmósfera sonora que vibra con autenticidad. Cada aceleración transmite esa descarga visceral que los fanáticos conocen bien. La inteligencia artificial ha sido retocada para adaptarse al nuevo modelo físico.
Aunque no estamos ante una IA revolucionaria, sí se notan mejoras en reacciones, respeto en las frenadas y comportamientos menos erráticos. Queda camino por recorrer, pero los avances son palpables. Por último, llega una de las funciones más pedidas por la comunidad: el modo competitivo online con clasificación. Se acabaron los Live GP sin rumbo; ahora se corre por escalar posiciones en una verdadera tabla de clasificación, incluso con las disciplinas alternativas Race Off disponibles en línea. Por supuesto, no todo es perfecto. Las animaciones aún presentan cierta rigidez en momentos puntuales, las caballitos pueden resultar excesivamente bruscos incluso con ayudas activadas, y pequeños errores visuales o de trayectoria ideal persisten como lastres menores.