[Review] Nikoderiko: The Magical World — Director’s Cut

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Nikoderiko: The Magical World no necesita ocultar sus influencias. Desde los primeros compases, el homenaje a Donkey Kong Country y Rayman Legends es evidente, tanto en lo visual como en lo sonoro. Pero lo que podría parecer una simple imitación, se transforma rápidamente en una carta de amor al género de las plataformas, hecha con cuidado, entusiasmo y una buena dosis de personalidad propia.

Lo primero que salta a la vista es el apartado gráfico. Nikoderiko no busca realismo ni complejidad técnica, sino encanto. Y lo consigue con creces: cada nivel está lleno de color, movimiento y pequeños detalles que dan vida a este mundo mágico, sin necesidad de alardes. El diseño de personajes es simpático y funcional, con protagonistas que transmiten carisma desde el primer instante. Aunque se nota que el juego apunta a un público más joven, su presentación no resulta simplista ni condescendiente.

La jugabilidad es tan directa como efectiva. Los controles responden con precisión, y la estructura de los niveles —basada en exploración, coleccionables y rutas secretas— invita a rejugarlos sin caer en el tedio. La curva de dificultad está bien medida: accesible para quienes solo quieren avanzar, pero con suficientes retos para quienes buscan completarlo todo. Además, el sistema de compañero —un segundo personaje que nos acompaña o que puede ser controlado por otro jugador— añade una capa de cooperación ligera, ideal para jugar en familia o con amigos.

En cuanto al sonido, destaca la banda sonora compuesta por David Wise, veterano de Donkey Kong Country. Sus melodías aportan atmósfera y ritmo, reforzando la sensación de estar dentro de un mundo vivo y encantado. No son temas tan memorables como los de sus obras más conocidas, pero cumplen su función con elegancia y coherencia.

Nikoderiko no innova, y tampoco lo necesita. Su mayor virtud es saber qué quiere ser y ejecutarlo con claridad. Es un juego que no pretende revolucionar el género, sino celebrarlo. Y lo hace con un encanto genuino que resulta difícil de resistir, especialmente para quienes crecieron con los clásicos del plataformas.

CONCLUSIÓN

Nikoderiko no innova, y tampoco lo necesita. Su mayor virtud es saber qué quiere ser y ejecutarlo con claridad. Es un juego que no pretende revolucionar el género, sino celebrarlo. Y lo hace con un encanto genuino que resulta difícil de resistir, especialmente para quienes crecieron con los clásicos del plataformas.

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Nikoderiko no innova, y tampoco lo necesita. Su mayor virtud es saber qué quiere ser y ejecutarlo con claridad. Es un juego que no pretende revolucionar el género, sino celebrarlo. Y lo hace con un encanto genuino que resulta difícil de resistir, especialmente para quienes crecieron con los clásicos del plataformas.[Review] Nikoderiko: The Magical World — Director’s Cut