2025 marca el regreso de una leyenda. Después de casi quince años fuera del foco principal, Ninja Gaiden vuelve con fuerza con Ninja Gaiden 4, un título que conserva la esencia de la saga mientras introduce nuevas mecánicas y un protagonista distinto. En esta ocasión, la historia se vive a través de Yakumo, un joven ninja del Clan del Cuervo, cuya misión sencilla se convierte rápidamente en un viaje peligroso para detener al oscuro Dragón que amenaza Tokio.

La acción de Ninja Gaiden 4 es intensa, implacable y espectacular. La jugabilidad mantiene la dificultad característica de la saga, con combates que requieren bloquear, esquivar, parar y atacar con precisión casi milimétrica. Yakumo puede transformarse en Blood Raven, una versión más poderosa que altera sus armas y habilidades temporalmente, lo que añade una capa estratégica a cada enfrentamiento. Algunos enemigos solo pueden ser dañados en esta forma, y la presión del tiempo y la puntuación hace que cada combate se sienta urgente y desafiante. La experiencia es caótica, vertiginosa y, al mismo tiempo, increíblemente gratificante cuando logras superar a los adversarios más difíciles.

Aunque el juego es exigente, incluye opciones para quienes buscan disfrutar del espectáculo sin la frustración extrema. El llamado Hero Mode permite a los jugadores casi invencibilidad, ideal para aprender mecánicas o superar secciones complicadas, aunque no refleja la intención original de la saga. Aun así, el verdadero atractivo de Ninja Gaiden 4 está en dominar gradualmente sus sistemas de combate y sentir la satisfacción de superar retos que parecen imposibles a primera vista. El mundo de juego es igualmente impresionante. Tokio, iluminada por neones, se despliega como un escenario vivo y dinámico, con distritos interconectados que permiten explorar, descubrir power-ups, misiones secundarias y retos adicionales.

La campaña principal dura unas ocho horas en la teoría, pero explorar y enfrentarse a los desafíos secundarios puede extender fácilmente la experiencia a más del doble. El juego corre de manera fluida y se recomienda la Performance Mode para disfrutar de 120 fps, sacrificando un poco de detalle gráfico a cambio de velocidad y suavidad, cruciales en un título que depende tanto de la precisión. Visualmente, la entrega es sangrienta y visceral. Los enemigos pueden ser mutilados y derrotados con brutales movimientos finales que impactan por su crudeza.
Sin embargo, la repetición de animaciones y la limitada variedad de enemigos reduce algo la frescura de estos momentos. Afortunadamente, la posibilidad de ajustar los efectos, elegir armas y rejugar niveles, ya sea para completar misiones secundarias o enfrentarse solo a jefes, permite personalizar la experiencia según el gusto del jugador.