Ninja Gaiden: Ragebound marca el regreso de una de las franquicias más queridas de la acción, esta vez en formato side-scrolling en 2D. Desarrollado por The Game Kitchen (los creadores de Blasphemous) y publicado por Dotemu y Joystick, este spin-off sorprende por mantener intacto el espíritu de la saga, a la vez que introduce nuevas ideas y personajes. En esta entrega no controlamos directamente a Ryu Hayabusa, sino a Kenji Mozu, su joven aprendiz, quien deberá enfrentarse a una amenaza demoníaca en ausencia de su maestro. Ryu ha partido a cumplir un legado familiar en América, dejando a Kenji en medio de una guerra entre humanos y demonios. Para sobrevivir, el novato ninja se verá obligado a formar una alianza incómoda con el clan de la Araña Negra y su misteriosa guerrera, Kumori, en un intento desesperado por frenar la llegada del Señor Demonio a la Tierra.

La aventura se divide en cuatro actos principales y un prólogo donde incluso podemos manejar al padre de Ryu. Este inicio funciona como tutorial y nos enseña las bases del combate: desplazamientos, ataques y el útil salto guillotina, que permite tanto alcanzar plataformas como contrarrestar ofensivas enemigas. Además, conoceremos la primera habilidad especial de Kenji, la hipercarga, activada mediante orbes azules, con la cual destruir obstáculos o eliminar rivales envueltos en un aura protectora. Una vez avanzamos, el juego introduce a Kumori, la segunda protagonista. Su estilo de combate se asemeja al de Kenji, pero se alimenta de orbes rosas y añade mecánicas nuevas, como los altares demoníacos, que nos permiten controlarla temporalmente para resolver acertijos y abrir el camino a nuestro aprendiz. También cuenta con la poderosa técnica enragée, una devastadora habilidad que se activa al llenar una barra de energía.

El diseño de niveles, aunque clásico, está repleto de secretos. Tras muros agrietados o rutas ocultas encontraremos coleccionables: escarabajos, calaveras y pergaminos. Los escarabajos sirven como moneda para adquirir talismánes y jutsu secretos. Los talismanes modifican la dificultad con beneficios o penalizaciones, siendo clave para alcanzar rangos altos como S+ y S++, mientras que los jutsu desbloquean técnicas especiales devastadoras. En total, el título ofrece 19 talismanes y 12 jutsu secretos por descubrir. La campaña principal puede completarse en unas cinco horas, repartidas en 17 niveles principales y 8 desafíos extra mucho más duros. Tras superar la historia desbloqueamos el modo difícil, atuendos alternativos y hasta una segunda conclusión si repetimos el último nivel.
Aunque la propuesta se desarrolla en pixel art, la ambientación captura de lleno la esencia de Ninja Gaiden. Hay escenarios memorables, desde persecuciones en moto y jet ski hasta combates en lo alto de un helicóptero. Eso sí, la dificultad se mantiene tan despiadada como en las entregas clásicas: enemigos implacables, reflejos al límite y secciones que recuerdan a la exigencia de títulos como Cuphead. Para quienes prefieran una experiencia más ligera, existe un modo asistencia que reduce la frustración, aunque a costa del desafío original.