La crítica de juegos deportivos y de franquicias anuales siempre supone un reto. ¿Cómo hablar de algo que, a primera vista, parece casi idéntico a la versión anterior? Año tras año, las entregas vienen con nuevas portadas, algunas mejoras y la promesa de ofrecer “la mejor experiencia de la historia”. WWE 2K25 no es la excepción. Es la siguiente entrega de una serie consolidada, y una nueva oportunidad para Visual Concepts de llevar el wrestling digital a un nuevo nivel. A pesar de la sensación de repetitividad, WWE 2K25 tiene suficiente contenido novedoso y cambios interesantes que justifican una nueva revisión. Este año, además de los elementos tradicionales, encontramos adiciones que podrían captar la atención de los nuevos fans que se han ido sumando al mundo del wrestling, especialmente tras la expansión de este fenómeno gracias a Netflix.

Lo primero que destaca de WWE 2K25 son los elementos frescos que añade al juego. Un punto fuerte es el modo Showcase, en el que Paul Heyman guía a los jugadores a través de la historia de la familia The Bloodline, con figuras como Roman Reigns, The Rock, Yokozuna y Jacob Fatu. En este modo, no solo revivimos momentos históricos, sino que podemos alterar el curso de la historia con finales alternativos. Esta adición le da una nueva perspectiva al modo y es una de las mejores sorpresas de este año. La jugabilidad también ha dado un paso adelante. Por primera vez en la saga, WWE 2K25 introduce combates “intergénero”, lo que permite que luchadores masculinos y femeninos se enfrenten entre sí en diversos modos. Además, regresa el clásico “chain wrestling” y se incorporan nuevos tipos de luchas, como Underground y Bloodline Rules, lo que diversifica aún más la experiencia en el ring.

Uno de los cambios más esperados es la expansión del modo MyGM, que ahora permite competir en línea. También se mejoran las opciones en el modo Universe, permitiendo una mayor personalización de las historias. Pero la gran sorpresa es la inclusión de The Island, un nuevo modo para consolas de última generación (PS5 y Xbox Series X). El modo The Island marca la salida del clásico cuadrilátero para adentrarse en un mundo abierto inspirado en la WWE. Los jugadores pueden asumir desafíos, participar en eventos en vivo y desarrollar su personaje en un escenario más interactivo. La narrativa nos lleva a luchar por un lugar al lado de “YTC”, Roman Reigns. A primera vista, el concepto suena atractivo y promete una experiencia fresca, pero, en la práctica, rápidamente se convierte en algo similar a The City de NBA 2K.

Explorar el HUB, visitar diferentes locaciones y buscar actividades puede ser entretenido al principio, pero pronto se vuelve repetitivo y poco estimulante. Además, se siente como una mera máquina de hacer dinero, con tiendas de ropa y accesorios que no aportan mucho a la jugabilidad. Para los puristas del wrestling, como yo, la experiencia debería centrarse en el deporte, no en elementos periféricos. The Island es una adición que, aunque para algunos puede resultar interesante, no logra cautivar a quienes preferimos el enfoque tradicional. Al final, se siente como un extra que no logra aportar tanto como otros modos más centrados en la acción. Para mí, uno de los modos más atractivos de las entregas de WWE 2K es MyRise, que ofrece una narrativa inmersiva al estilo de una campaña. Aunque en juegos como Call of Duty la campaña es fundamental, en WWE 2K es donde se construye la conexión con los personajes y las historias. Sin embargo, en WWE 2K25, MyRise no ha alcanzado el nivel esperado.

La idea inicial me pareció interesante. La guerra con NXT fue cautivadora al principio, pero pronto las mecánicas repetitivas comenzaron a hacer mella. Los giros en la trama, que deberían mantenernos enganchados, no fueron tan impactantes como en ediciones anteriores. No hubo momentos tan memorables como los recientes combates entre Cena, The Rock y Rhodes. Lo peor fue que el modo se sintió como una repetición constante. Para desbloquear todo, es necesario jugar varias veces la misma campaña, lo cual se vuelve agotador. En este sentido, MyRise fue un tanto decepcionante, especialmente después de las expectativas que había generado. Aunque algunos de los modos nuevos no cumplieron con mis expectativas, el núcleo de WWE 2K25 —las luchas— sigue siendo lo que realmente brilla. Desde que Visual Concepts regresó a la serie tras su pausa de un año, las mejoras en la jugabilidad han sido notorias, y esta entrega no es la excepción.
Las físicas del juego, la espectacularidad de las luchas y la autenticidad en los movimientos de los personajes son aspectos que se han pulido con esmero. Cada luchador está representado fielmente, desde las leyendas hasta los luchadores actuales, con un nivel de detalle impresionante en sus comportamientos y estilos de lucha. A pesar de algunos pequeños fallos (como movimientos extraños o tropiezos), la experiencia en el ring es más sólida que nunca. Las mecánicas se sienten más refinadas, y los errores que antes eran comunes en entregas pasadas se han reducido considerablemente.