Yasha es un juego que, a primera vista, puede parecer un roguelike sencillo, pero que ofrece una experiencia entretenida y con mucho potencial para seguir creciendo. Su mayor encanto reside en el exquisito diseño artístico y en la personalidad de sus personajes, especialmente Taketora y Sara, quienes conquistan con su carisma y estilo único, respaldados por animaciones cuidadas que recuerdan el trabajo de estudios como Ghibli. El gameplay es simple pero efectivo: avanzar a través de escenarios mientras enfrentas oleadas de enemigos y jefes, explorando y combinando distintas armas y habilidades.

Cada uno de los tres personajes jugables cuenta con al menos cinco armas, lo que permite crear builds variados y adaptados a diferentes estilos de combate. Las animaciones son fluidas y los efectos visuales, espectaculares, haciendo que cada enfrentamiento se sienta dinámico y atractivo. Sin embargo, el juego no está exento de áreas a mejorar. La variedad de enemigos, jefes y escenarios es limitada, por lo que en ocasiones la experiencia puede sentirse repetitiva. Los niveles, incluyendo los puntos de descanso, no ofrecen suficientes diferencias o sorpresas que mantengan la frescura en las sucesivas partidas. También se echa de menos un sistema más profundo de recompensas y upgrades, ya que muchos de ellos son pasivos y poco inspiradores (por ejemplo, aumentos genéricos de salud o ataque), sin ofrecer sinergias que modifiquen radicalmente la jugabilidad.

Además, la ausencia de rutas alternativas o decisiones tácticas durante la progresión hace que el recorrido sea lineal, restando un poco de la tensión estratégica propia de los roguelikes. En cuanto a la mecánica de combate, aunque la respuesta es muy satisfactoria y los efectos visuales impresionan, la acción puede sentirse algo simplificada o repetitiva, sobre todo en el uso básico de ataques y dashes. El sistema de parry, si bien existe, no se usa de manera frecuente durante el juego normal, aunque se vuelve muy gratificante al especializarse en ciertas builds para rondas posteriores. El diseño sonoro cumple con un ambiente adecuado, pero la música de combate podría ser más memorable y motivadora.
La narrativa se presenta mediante diálogos y pequeñas escenas, con una introducción interesante, aunque por ahora el desarrollo completo de la historia aún está por descubrirse. Un punto alto es la fidelidad cultural y el respeto que muestra hacia la estética japonesa tradicional y su fusión con elementos del anime, reflejando una pasión evidente del equipo desarrollador por esta ambientación. Para quienes disfrutan de juegos tipo roguelike de acción pero sin la complejidad o la presión de títulos más hardcore, Yasha es una opción recomendada. Su combinación de arte, personajes adorables y jugabilidad accesible lo hacen ideal para jugadores casuales o quienes recién se inician en el género. También destaca el arte digital disponible, que vale la pena explorar.