Disponible desde el 15 de abril en acceso anticipado para PlayStation y el 17 para todos los jugadores, Indiana Jones y el Círculo Antiguo finalmente aterriza en la consola de Sony, tras su estreno inicial en PC y Xbox Series. Desarrollado por MachineGames y publicado por Bethesda, esta nueva entrega en primera persona nos pone nuevamente en los zapatos (y el sombrero) del legendario arqueólogo. La historia nos sitúa en 1937, un año después de los eventos de Los cazadores del arca perdida, y nos lanza a una búsqueda global tras un misterioso objeto robado del museo, en una carrera contrarreloj contra los siempre temibles nazis. Desde el primer minuto, el juego se siente como una carta de amor al universo cinematográfico de la saga. Comienza con una escena que evoca directamente al primer filme, y no tarda en desplegar una narrativa repleta de ruinas milenarias, templos llenos de trampas, acertijos por resolver y villanos sin escrúpulos. Esta vez, el misterio gira en torno al llamado Círculo Antiguo, un enigma que llevará a Indy a recorrer locaciones tan icónicas como el Vaticano, las pirámides de Guiza y las ruinas de Sukhothai, en una aventura que alterna exploración, sigilo y acción cuerpo a cuerpo.
A nivel jugable, la estructura es bastante lineal y repetitiva: llegar a una ciudad, conseguir información sobre una reliquia, darnos cuenta de que necesitamos una herramienta específica, buscar al mercader que la vende, y finalmente explorar un templo para recuperar el objeto en cuestión. Todo esto se repite varias veces, salpicado por algunas secuencias más dinámicas, como infiltraciones en bases nazis en el Himalaya o vuelos tensos sobre Shanghái. No es una fórmula revolucionaria, pero está pensada para que se sienta como una película interactiva, y en ese sentido cumple con creces. La campaña principal puede completarse en unas diez horas, una duración ajustada pero efectiva para el tipo de historia que se quiere contar. Una vez terminada la aventura, se puede volver a visitar varias zonas para descubrir secretos, resolver acertijos adicionales y encontrar documentos o tesoros ocultos. Estas actividades secundarias, repartidas principalmente en las tres grandes áreas del juego, amplían un poco la experiencia y recompensan con dinero y puntos de aventura.
Estos puntos permiten desbloquear habilidades divididas en cinco categorías: supervivencia, inventario, físico, combate cuerpo a cuerpo y ofensiva general. Algunas mejoras son tan útiles como ampliar la salud, recuperar el sombrero al caer en combate, o llevar más objetos curativos. Para acceder a estas habilidades, primero hay que encontrar medicamentos en campamentos enemigos y luego invertir los puntos de aventura obtenidos al completar misiones secundarias, encontrar secretos o tomar fotografías de templos y personajes clave. El dinero también tiene su función. Sirve para comprar herramientas esenciales como el encendedor, el respirador o la cámara, así como libros que facilitan la búsqueda de coleccionables. Además, se pueden adquirir disfraces para infiltrarse sin ser detectado en zonas controladas por nazis, una mecánica que fomenta el sigilo y reduce la necesidad de enfrentamientos directos. Eso sí, si las cosas se complican, el combate directo entra en juego. El sistema apuesta por los puñetazos y paradas bien sincronizadas, especialmente en las peleas contra jefes.
También se pueden usar objetos improvisados como guitarras, ollas o martillos para neutralizar enemigos de forma creativa. Las armas de fuego están disponibles, aunque el juego invita a usarlas con moderación. Y por supuesto, el icónico látigo de Indy sirve tanto para desarmar oponentes como para resolver ciertos puzzles. En cuanto a la ambientación, el juego brilla con luz propia. La dirección artística y los escenarios están cuidados al detalle, transportándonos con éxito a cada rincón del mundo que visitamos. La vista en primera persona contribuye enormemente a la inmersión, haciendo que realmente se sienta como si estuviéramos viviendo una película desde los ojos de Indiana Jones. Sin embargo, no todo es perfecto. En la versión de PlayStation 5 estándar, el juego sufre algunas caídas de rendimiento, especialmente notorias en combates o al cargar paisajes lejanos. Aunque el título ha sido optimizado para PS5 Pro, estas limitaciones pueden empañar la experiencia para quienes juegan en la consola base.
También hay algunos errores menores como animaciones que no se ejecutan correctamente o armas que desaparecen momentáneamente, problemas que podrían solucionarse en parches posteriores. Por fortuna, el soporte para las funciones del DualSense aporta un extra de inmersión. El uso del retorno háptico, las gatillos adaptativos y los indicadores de luz según la acción en pantalla hacen que la aventura sea más envolvente, incluso en PS Portal.